Ruta en moto por el Pirineo. Selva de Oza y Valles Occidentales

La Selva de Oza es una de esas sorpresas que te pegas cuando preparas un viaje en moto. La verdad es que no la investigué previamente, solo vi en el mapa una carretera estrecha y que se cortaba a los pocos km y decidí que estaría bien ver a donde llegaba ya que quería adentrarme en el Parque Natural de los Valles Occidentales.

Junto con el famoso Cañón de Añisclo, posiblemente una de las carreteras abalconadas más bonitas de España, sin duda no decepciona. Eso si, no se te ocurra hacerla en invierno que te puedes encontrar en serios apuros. El agua rezuma por las paredes de la roca y te vas a encontrar con una garganta de hielo.

 

Desde la nacional 240 entramos en contacto con el rio Aragón – Subordan, que ya no dejaremos mientras rodamos por la A 174 cruzando Hecho y Siresa, que por cierto, merecen una parada tranquila para recorrer sus calles y edificios de piedra. Hasta aquí la carretera está bastante bien, pero desde Siresa  comienzas a encontrar algo roto y alguna que otra estrechez. Cuando pasé estaba en obras, así que entiendo que dentro de no mucho debería estar en perfectas condiciones para disfrutar también de estos kilómetros como se merecen.

 

Al cabo de unos kilómetros cambia el paisaje y comienzas a encontrar túneles excavados en la piedra, de esos que parece que al terminarse se acaba la carretera, con agua rezumando por la piedra en su interior. Desde el primero que te encuentras es como si entraras en otro mundo, ya puedes ver al fondo los Valles Occidentales. Ahora si que todo parece una selva y solo te estás acercando.

 

Otra de las sorpresas del camino fue encontrarnos un bar perdido, de hecho ni siquiera es un bar, es el Centro de Interpretación del Megalitismo Pirinaico que, aunque no te interesen lo más mínimo las piedras, tiene una cerveza artesana impresionante. recomendable la parada para coger fuerzas.

 

Desde este punto entras en lo que se conoce como La Boca del Infierno, que es una impresionante carretera por la que solo puede circular un coche en la mayoría del recorrido (tiene apartaderos para que no tengas problema). Unos 6 km circulando por un cortado, recorrido por un rio que es el que ha dado forma a la garganta y que se nutre del agua que sale de la piedra que queda a tu izquierda. Una auténtica experiencia que no olvidarás.

Termina la garganta pero el espectáculo no ha hecho más que empezar. Por fin entras en la Selva de Oza, que suele estar plagada de familias comiendo, senderistas y coches, al menos en sus primeros tramos ya que el objetivo es atravesarla en moto para entrar en las pistas que hay detrás, por las que puedes entrar en en una serie de valles que te quitarán el hipo. Eso si, en este tramo, incluso antes de entrar en la pista, el asfalto está bastante mal, por lo que tendrás que ir con cuidado.